la correspondencia
el primer correo que tengo en mi bandeja de entrada es de jennifer abate. lo que me hizo recordar la cantidad de correspondencia que mantengo constante y sagradamente con esa mujer. anoche me acordaba de ella, porque paseaba cerca de su casa, a una hora en que ya no pasaban casi micros y el metro estaba cerrado. hacía pocas horas había salido de su casa en dudoso estado, pero con los abdominales de acero dada tanta risa y tanta felicidad. gracias a daniela y sus payas, por supuesto, para las cuales afino mi guitarra para contar con un set en vivo próximamente, ojalá en mi hogar. y resultó que me puse a buscar en mi correo, cuánta correspondencia existía con el nombre de jennifer abate y encontré páginas y páginas. me dio por revisar el celular y oh! mensajes de ella por todas partes. no me referiré al contenido de esos mensajes, pues puede ser peligroso dada la gran familia hass que crece día a día... pero aquellos como el de "la embajada" han sido notables, o el "campeo-o-o-o-ona", con los que ella se ríe mientras se pavonea por providencia con cara de felicidad. desde que comenzamos a adivinarnos, esta amistad se puso mucho más entretenida. como cuando la llamo para pedirle que se conecte porque quiero copuchar y ella me cuenta que está echándole carbón a su computador rasca, pero que se acordaba de mí y que quería escribirme. leo un correo del 9 de marzo, en que alaba al monje tibetano que vive en mi interior, del que yo abuso para comprender a esta mujer tan extraña, que tiene del año que le pidan, como dice mi abuela, pero que adoro. luego otro, del 7 de febrero, en donde le cuento la historia del regalo que le traje de puerto madryn, porque a pesar que andaba en pleno veraneo, me acordé de ella y así podría seguir contando un montón de cosas privadas - cosa que no haré - pero que están en evidencia en nuestra sagrada correspondencia, mensajes y aventuras psíquicas, en las que nos adivinamos cual acertijo, como los pellizcos por debajo de la mesa en vista y considerando lo que sucedía frente a nuestras caras... esto parece una declaración de amor, pero no lo es. aunque sí podría decir que a esa mujer la adoro aunque sea díscola, oligofrénica, descarriada, absolutamente perdida, tozuda como ella sola y todas esas cosas aunque por otro lado es un compendio de virtudes, le escribo porque ahora está feliz, al fin, como se merece y en el fondo toda esta publicidad es para poner un saco de culpabilidad sobre sus hombres que, finalmente, le impedirán guatear.
¿qué te parece?