domingo, mayo 20, 2007

la correspondencia

el primer correo que tengo en mi bandeja de entrada es de jennifer abate. lo que me hizo recordar la cantidad de correspondencia que mantengo constante y sagradamente con esa mujer. anoche me acordaba de ella, porque paseaba cerca de su casa, a una hora en que ya no pasaban casi micros y el metro estaba cerrado. hacía pocas horas había salido de su casa en dudoso estado, pero con los abdominales de acero dada tanta risa y tanta felicidad. gracias a daniela y sus payas, por supuesto, para las cuales afino mi guitarra para contar con un set en vivo próximamente, ojalá en mi hogar. y resultó que me puse a buscar en mi correo, cuánta correspondencia existía con el nombre de jennifer abate y encontré páginas y páginas. me dio por revisar el celular y oh! mensajes de ella por todas partes. no me referiré al contenido de esos mensajes, pues puede ser peligroso dada la gran familia hass que crece día a día... pero aquellos como el de "la embajada" han sido notables, o el "campeo-o-o-o-ona", con los que ella se ríe mientras se pavonea por providencia con cara de felicidad. desde que comenzamos a adivinarnos, esta amistad se puso mucho más entretenida. como cuando la llamo para pedirle que se conecte porque quiero copuchar y ella me cuenta que está echándole carbón a su computador rasca, pero que se acordaba de mí y que quería escribirme. leo un correo del 9 de marzo, en que alaba al monje tibetano que vive en mi interior, del que yo abuso para comprender a esta mujer tan extraña, que tiene del año que le pidan, como dice mi abuela, pero que adoro. luego otro, del 7 de febrero, en donde le cuento la historia del regalo que le traje de puerto madryn, porque a pesar que andaba en pleno veraneo, me acordé de ella y así podría seguir contando un montón de cosas privadas - cosa que no haré - pero que están en evidencia en nuestra sagrada correspondencia, mensajes y aventuras psíquicas, en las que nos adivinamos cual acertijo, como los pellizcos por debajo de la mesa en vista y considerando lo que sucedía frente a nuestras caras... esto parece una declaración de amor, pero no lo es. aunque sí podría decir que a esa mujer la adoro aunque sea díscola, oligofrénica, descarriada, absolutamente perdida, tozuda como ella sola y todas esas cosas aunque por otro lado es un compendio de virtudes, le escribo porque ahora está feliz, al fin, como se merece y en el fondo toda esta publicidad es para poner un saco de culpabilidad sobre sus hombres que, finalmente, le impedirán guatear.

¿qué te parece?

domingo, mayo 13, 2007

el día feliz


La Andrea cree que el día feliz no va a llegar jamás. Espera que le llegue a ella y a Soledad y a todas las demás que esperamos que el día feliz llegue y no se vaya nunca. Escucho tranquila las canciones antes prohibidas; las dolorosas que ya no me dan pena, ni nostalgia. Las que antes me hacían temblar ahora me producen el mismo efecto: hay cosas que, definitivamente, no cambian. Ni con los años. Ni con los cinco años que han transcurrido en ires y venires, entre las carcajadas y la pena sin fondo. Escucho esas canciones con los audífonos puestos, para que no pertenezcan a otro, para que permanezcan aquí, en mis recuerdos y en los nuevos recuerdos. Suena extraño eso, no? Sé que luego serán recuerdo, esto funciona a modo de vaticinio. Jen me miraría con suspicacia y después con miedo, luego de adivinarla constantemente este último tiempo; incluso pese a sus ganas de engañarme, lo que no consiguió. Y mientras veía la foto del niño con antifaz que Andrea tomó en Brasil este verano, cuando todas decidimos emigrar hacia tierras más felices; me acordaba de los días felices que presentimos anoche con Jen, para todas nosotras. Para Daniela y para Sofía, que ya es feliz, aunque uno siempre puede más. Para Jen sobre todo, que no termina de convencerse, pero ya la duda me alegró… ¿será que terminó por aprender la lección? Tal vez tanta herida tuvo su efecto. Cantamos felices anoche, mientras yo comía pizza y ella fumaba los últimos cigarros que le quedan, antes de los veinticinco, momento en que dejará el vicio para envejecer con tranquilidad. Y después nos acordamos de Daniela, para quien también esperamos el día feliz que le espante la tristeza de una buena vez y nos la devuelva radiante, como todos los otros días, mejores que estos últimos. Y me acordé de Sofía y que “desde que se puso a tomar y fumar se volvió otra persona”. La única alegría que fue provocada por el cigarro y el alcohol; han sido mis mejores descubrimientos. Y también una cachetada que nos recordó qué es lo que finalmente nos une. Fue lo único triste de la conversación animada de anoche, pero qué más da. Si nos reunimos para quitarnos todas las penas y nos dio tanto resultado, que hasta se me quitó lo desconfiada. Miro de reojo igual, es una mala costumbre que costará trabajo extirpar, pero ya no me molesta como antes…

martes, mayo 01, 2007

tarde en el san cristóbal

miedo y terror en el teleférico....

y después el picnic

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